miércoles, 4 de febrero de 2009

Vol.5

Fue sin duda la peor semana de mi vida.

Sentado cerca de la orilla, llenando mis zapatos de arena fina y oliendo el mar, paso el domingo de la semana en la que el sargento Santiago me comunicó que Vanesa era sospechosa de asesinato...
En mi cabeza oigo el romper de las olas, “necesito un sonido relajante”, me dije a mí mismo un par de horas antes. Siempre acudía aquí cuando tenía problemas o estaba estresado, pero esta vez era diferente. No me sentía responsable y ni mucho menos estresado, era a un peor, me sentía con miedo. Para ser sincero, no recuerdo la última vez que tuve un miedo que no me dejase dormir. Un miedo, que de tan solo pensar en él, te tiemblen las piernas y el hormigueo en tu barriga sea algo más que un simple cosquilleo. El miedo que más se acerca, era, aunque parezca cómico, el que sentía cuando de pequeño veía en la televisión a Freddy Kruger, aquel demonio con sus guantes de cuchillas, su sombrero y su jersey de rayas rojas y negras. Aquella imagen me atormento durante años, la única forma de librarme de ella era tapándome la cabeza con la fina y suave sabana de la cama.
Pensando en todo lo sucedido me doy cuenta de que es cierto, ha habido un asesinato, alguien ha muerto en casa de Vanesa y ella es el único sospechoso. ¿Podría ella matar a alguien?. ¿Quizás no tuvo más remedio?. No es justo que la culpe. Tampoco es justo que la inculpe. No pienso con claridad, mejor será repasar esta semana día tras día.

LUNES

Fui a la comisaría, allí el sargento me explicó lo ocurrido y me pidió su colaboración. Aunque al principio dude, al final termine explicando “casi” todo lo que me unía a Vanesa, y lo que ella significaba para mí. No quedó nada convencido de mis explicaciones, pero para ser el primer día, creo que fue más que suficiente. En mi opinión, el sargento pensaba igual y terminó por dejarme marchar.
Antes de llegar mi "dulce" hogar, tome un desvio para llegar a casa de Vanesa. Cuando llegue allí, me encontré lo que me esperaba, imposible el acceso. Aunque como digo siempre, la palabra imposible no entra en mi vocabulario.

MARTES

Tras madrugar, cosa impropia en mí, me dirigí hacía su casa de nuevo. Esta vez venía preparado y pude entrar, no sin mucha dificultad. No podía creer lo que estaba viendo, aún quedaban restos de sangre por las paredes y los muebles. Era cierto, todo aquello no formaba parte de mi imaginación, era justo lo contraio que había deseado al despertarme aquella mañana. Busqué entre los cajones, en los armarios, debajo de la cama e incluso dentro de aquella caja de zapatos en las que ella escondía siempre sus más preciados objetos. Los recordaba a las mil maravillas.
Una foto de cuando aún vivía con sus padres.
El reloj que le dio su abuelo antes de fallecer.
La página del periódico “New York Times” que narraba los acontecimientos del 11 de septiembre, ella se encontraba allí de viaje.
Y por último, nuestra primera foto juntos, junto a la orilla en la que estoy narrando los acontecimientos.

MIÉRCOLES

Aquél día el sargento me volvió a llamar en varias ocasiones, nunca conteste al teléfono, no deseaba ver, tocar, oler y hablar a nadie. Ese miércoles pensé en el suicidio.

JUEVES

El sargento aparece en mi casa sin aviso y con una orden de registro, que solo usó para hacer que yo abriera la puerta. Le ofrecí un vaso de agua, mi despensa estaba tan vacía como mi nevera. Amablemente lo aceptó, y empezó su particular y característico ataque. A pesar de todo su esfuerzo, solo conteste a una pregunta.
- Dígame señor Moreno, ¿cree usted que ella es la culpable?.
- Ciertamente... no lo sé...

VIERNES

Visito a mis padres y hermana, es sin duda lo mejor de la semana, no podría vivir sin ellos. Recupero fuerzas, esperanzas y alegrías. Veo a los viejos amigos, ellos tienen una vida que muchas veces envidio, aunque luego reflexiono y me digo a mí mismo que seguro que no soy el único con problemas, pero ciertamente, a pesar de eso, les envidio.

SÁBADO

Vuelvo a estar en casa, solo, como siempre. Miro las paredes, los muebles e incluso a pequeñas ráfagas la televisión. Creo que voy recuperando fuerzas poco a poco, pero los bajones y el pesar de los acontecimientos bloquea mi mente, de una forma de la que me es imposib... muy difícil escapar. Llamó a la comisaría, me atiende como siempre la agente Camacho, me alegra oír su voz, se le oye siempre tan feliz... La situación sigue exactamente igual, “sin novedad en el frente” como la película de Lewis Milestone.

DOMINGO

A primera hora me llama el sargento, quiere que vaya a desayunar churros con él. Este hombre es realmente peculiar. Casi sin darme tiempo a digerir el chocolate caliente, me dice que ha vuelto a ocurrir otro asesinato en el que la sangre de Vanesa aparece en pequeños rasgos. Casi de improviso, me comenta sus deducciones.

- Creo que su amiguita es inocente, señor Moreno.
- ¿Por qué ese cambio de opinión?. Pregunte sorprendido.
- Veamos, la gente normalmente no es estúpida, partiendo de este hecho, del que creo que no hay nada comprobado, podemos deducir que si en el primer asesinato la señorita Uroz “dejó” su sangre en él, fue sin querer. Esto, supongo, puede ocurrir en el caso de un asesino novato. Pero en un segundo asesinato, el 80% de los criminales, de este hecho tampoco hay nada comprobado simplemente me gusta decir porcentajes como en los telediarios, no creo que se vuelva a cometer el mismo fatídico error.

Después de decir esto, y tras masticar el último churro entre sus dientes, me miro y me dijo.

- Señor Moreno, es usted la persona más sosa que jamás he conocido.

Cogió su abrigo y se fue sin despedirse, claro esta, que yo tuve que afrontar la cuenta de 7, 50€ de mi propio bolsillo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

joe, macho! Cada dia me gusta mas esta saga que estas haciendo. Y me mola mi papel de comisario...es que me veo, me veo alli en la oficina, con los pies sobre la mesa, en la silla de oficina y zampandome una caja de donuts...guauuu!!

Muy chula la historia, tio. Me mola, me mola...pero motivate mas a la hora de colgar historias, porque si no estoy encima, tu pasas del blog... a ver si me ponen internet y volvemos a esas noches hablando por el msn con Scarlett y Virginia (o Keira) de fondo y echando unas risas y poder volver a mi blog y colgar uans cuantas historias que ya tengo (entre ellas la continuacion de tu cita con Encarni, que se hará tardar en colgar).

Macho, y contestame al mensaje que te deje en el film.

Un saludete so mariconcete!