Siempre la misma melodía, siempre la misma escena.
Afuera, el mundo seguía su ritmo, era de noche, la luna tintaba de blanco la negrura de la oscuridad, y las farolas añadían ese toque dorado y añejo a las calles. Norah Jones no paraba de sonar a través de mi mp3, parada tras parada, pensaba en los momentos vividos, intentando buscar un hueco en mi memoria, para así no poder olvidarlos nunca.
Fuera del autobús, no pude evitar volver la mirada atrás, allí donde deje mi ultimo recuerdo, pero no veo nada, la distancia es demasiado amplia para poder recuperarla. Caminando entre la gente, me pasa como a Harry Nilson en su canción "Everybody's Talking" y no puedo evitar esbozar una pequeña sonrisa al recordarlo. Ya veo mi próximo destino, este me dejara en "casa", solo me queda esperar.
Paso los minutos sentado en un banco junto a una persona, ambos nos hacemos compañía sin dirigirnos ni siquiera una mirada. Lo veo a lo lejos, se acerca con una velocidad que tan ni siquiera esperaba. Me levanto y espero pacientemente el momento.
Me lanzo a las vías, la colisión ha sido inevitable.

Siempre me pregunté como seria el momento justo
anterior y posterior a mi muerte.
Ahora lo sé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario